
Día 28/23 de Noviembre
Katherin Re
FE PARA DERROTAR EL GIGANTE
Se lee que Goliat fue un soldado gigante de aproximadamente 2,9 Mts. de estatura, el cual pertenecía al ejército de los filisteos. Durante 40 días Goliat desafió al ejército de Israel a que presentara algún hombre que fuera capaz de luchar contra él en un combate cuerpo a cuerpo, cuyo resultado determinaría que ejército serviría a quien, pero… ¿qué paso? No hubo ningún varón con el suficiente valor en el ejército de Israel para enfrentarse (1 Samuel 17:1-11).
Dios siempre tiene un plan; aparece David sobre quien estaba el espíritu de Dios e hizo frente a su reto. Goliat avanzó, deseándole el mal a David, y David respondió: «Tú vienes a mí con una espada y con una lanza y con una jabalina, pero yo voy a ti con el nombre de Yahveh de los ejércitos, el Dios de las líneas de batalla de Israel, a quien tú has desafiado con escarnio» (1Sam.17:45). Entonces en ese momento Goliat se acercó a David para atacarlo, pero David fue corriendo a enfrentarlo, y lanzando una piedra en la frente tuvo la victoria (1 Sam 17:48-49)
Esta historia me lleva a pensar que como iglesia y a nivel personal tenemos un Goliat que nos esta asediando de día y de noche y no descansa. Entonces te pregunto: ¿tú qué vas a hacer contra ese Goliat? ¿Necesitas un armamento grande?
“David se ciñó la espada sobre la armadura e intentó caminar, pero no pudo porque no estaba acostumbrado.
…—No puedo andar con todo esto —le dijo a Saúl—; no estoy entrenado para ello. De modo que se quitó todo aquello, tomó su bastón, fue al río a escoger cinco piedras lisas, y las metió en su bolsa de pastor” (1 Sam 17: 38-40).
David tenia como primera arma, su boca la cual confeso que Dios estaba delante de él y después Dios le mostro el plan perfecto para derrotarlo. No dejes que la apariencia del gigante te intimide o lo que se ve de la situación te derrumbe, te tengo una buena noticia: Dios te va a dar el plan perfecto para derrotar a tu gigante.
Oramos: Dios deseamos como iglesia Tu Espíritu Santo, queremos ser valientes, esforzados y tener fe para derrotar cada situación que se presente. ¡Amén!