
Día 35/30 de Noviembre
Adela Sittner
LA FE DE NOÉ
Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. (Hebreos 11:7)
Dios le pidió a Noé que construyera una barca de ciento treinta y ocho metros de largo, veintitrés metros de ancho y catorce metros de alto, dividido en tres pisos, porque iba a inundar la tierra debido a la maldad de los hombres.
Imaginemos por un momento que le pide Dios a Noé. Que construya una barca, semejante a un transatlántico, en tierra seca, no habría cómo llevarlo a ningún canal de agua para que pueda navegar y en un lugar donde las lluvias eran escasas.
¿Qué es lo que hace que un hombre común, como cualquiera de nosotros hoy, obedezca esa alocada orden de parte de Dios?
Quién de nosotros dedicaría tantos años de nuestra vida para cumplir con ese pedido, en medio de burlas, de crisis… ¡¡¡y seguir predicando!!! Imaginemos a la propia familia de Noé, la esposa, los hijos…
Pero: Noé sólo le creyó a Dios, Noé creyó a la visión de Dios, él no lo pudo ver, pero creyó en el Dios que todo lo ve, que todo lo conoce, cuyos caminos, pensamientos y visiones son muy superiores a los nuestros.
Creo que es hora de oír la voz de Dios, que nos está desafiando a través de nuestros Pastores, de los Siervos de Dios que nos visitan, que coinciden en el mismo mensaje de parte de Dios, y voy a mencionar sólo la última palabra que nos dio el Pastor Sergio: “ESTE LUGAR LES QUEDA CHICO, NO VAN A SEGUIR CRECIENDO A MENOS QUE SE MUDEN A UN LUGAR MÁS GRANDE” y no sabía nada del lugar por el que ya venimos orando.
¿No será este el tiempo de activar nuestra fe como lo hizo Noé? Quien fue advertido de cosas que aún no se veían pero nosotros confiamos en Aquel que las ve. ¡¡¡Y lo glorioso es que nos va a ser contado como justicia!!!
Oración: Que el Señor nos contagie de ese espíritu de osadía que les dio a nuestros Pastores y activemos esa fe que tuvieron esa gran nube de testigos que nos antecedieron.
¿Le creemos a Dios y nos jugamos por Él? ¡Amén!